"Hemos venido a este mundo como hermanos; caminemos pues, dándonos la mano y uno al lado del otro." (William Shakespeare)



domingo, 16 de octubre de 2011

¡ Vuelta al cole !

¡Un mundo más solidario es posible!



Ideas para una familia solidaria

Si queremos que nuestros hijos sean personas solidarias mañana, debemos enseñarles ya a respetar y ayudar a los demás. Este aprendizaje se hace, sobre todo, en casa. Aquí van algunas ideas para inculcar valores solidarios a los niños en familia.

Los padres son el referente más importante para los hijos. De poco valdrá que soltemos discursos a los niños sobre la importancia de ser solidarios con los que tienen menos suerte, si con nuestros actos les demostramos todo lo contrario.

Solidaridad del día a día
Si en el colegio nuestro hijo tiene un compañero procedente de otro país o cultura, debemos favorecer el conocimiento y el respeto por sus costumbres, para que comprenda que lo diferente solo es eso: diferente. Si nos cuenta que por esa diferencia e objeto de burlas y le rechazan, podemos animarle a hacer lo contrario: que le invite a casa y le conozca mejor. En lugar de esconder al niño realidades como la discapacidad o la deficiencia psíquica de otros niños, dejemos que las conozca. En la primera infancia los niños aceptan todo con naturalidad y son capaces de una gran empatía. Recordémosle las dificultades que enfrentan las personas con discapacidad y los inconvenientes que les impone la vida en ciudades que no están preparadas para ellos. Preparar la comida o ayudar a algún familiar enfermo en los quehaceres domésticos mientras está impedido, y compartir esas tareas con el niño, le enseñará la importancia de la colaboración. Si el enfermo es un compañero de colegio, le puede ayudar con los deberes y mantenerle al día de lo que se enseña en clase. Y no todo ha de ser trabajo, también puede ir a jugar con él. Pasar tiempo con personas mayores hará que entienda la vejez como un proceso natural. Si mostramos ante nuestro hijo respeto por los ancianos y le explicamos cuántas cosas han vivido, es más probable que él les trate con respeto y cariño en el futuro. Lo mío es mío… por eso lo comparto Igual que enseñamos al niño a cuidar lo que es suyo, podemos hacerle comprender con nuestro ejemplo que compartir lo nuestro, en lugar de poner en duda esa propiedad, la ratifica. Así, presta, comparte o regala porque quiere hacerlo, y no por ajustarse a un modelo marcado desde fuera.

Hablar con el niño de lo que pasa en el mundo
Por poco que veamos la tele en casa, los informativos nos dan cuenta de desastres naturales, guerras, atentados… Es importante hablar en casa de lo que sucede en el mundo, pero sin mortificar al niño «ni echarle en cara, implícitamente, que es un privilegiado con respecto a esos otros niños que ve en la televisión», Isabel García Mellado. Es mejor comentar con ellos esos aspectos y, en lugar de adoctrinarlos, promover sus propias reflexiones. Cualquier acción que el niño quiera emprender será más positiva si parte de la propia convicción y no solo de la imitación de nuestro discurso.

Colaborar en familia con una ONG
Las organizaciones de voluntariado no suelen aceptar menores de 12 años, aunque hay excepciones. Si los padres formáis parte de una ONG que hace actividades de voluntariado y os lleváis a vuestros hijos a estas actividades, estaréis compartiendo un tiempo precioso con los niños y transmitiéndoles vuestros valores a través del ejemplo.
A menudo enseñamos –sin desearlo– que la solidaridad pasa por colaborar con una causa justa pero lejana, «casi como si quisiéramos acercar al niño a una problemática real, pero al mismo tiempo decirle que todo eso queda muy lejos de él», explica la psicóloga. Algunas ONG tienen programas específicos para niños.

Donar juguetes

¿Cuántos juguetes tenéis en casa que ya no utilizan los niños? En lugar de tirarlos a la basura podéis donarlos. Es importante implicar al niño en la donación de juguetes: seleccionad juntos los juegos que vais a dar a otros niños y preparadlos entre toda la familia. Probablemente habrá que limpiarlos, hacerles algún arreglillo, empaquetarlos y llevarlos a algún lugar. Si le animamos a colaborar con una campaña solidaria, es importante fijar el concepto de que no da lo que no le sirve, sino lo que puede dar. «No se trata solo de vaciar el cajón de juguetes que ya no usa para hacerlos llegar a niños que no los tienen, sino de asimilar que está compartiendo, y disfrutar de ello»Isabel García Mellado.

http://www.serpadres.es